Cuando se habla de reacción al fuego no se está hablando de resistencia y eso es algo que os debéis tener muy claro antes de cualquier cosa. Se trata de cuán capaz puede ser cualquier tipo de producto de inducir al fuego, es decir, si contribuye o no a generarlo.
Esto es parte fundamental del proceso de protección de un espacio, saber qué objetos pueden ayudar a la prolongación del fuego o, todo lo contrario, a disminuirlo. Por eso os enseñaremos cuáles son los factores que debéis tener en cuenta para determinarlo.
Todo esto basándonos en las normas europeas y españolas en relación al fuego, ya que a través de ellas tenemos la mejor forma de manejar y controlar cualquier cosa que contribuya o disminuya la producción o prolongación de fuego en cualquier espacio.
La normativa española
Según las normativas españolas CTE y RIPCI, la reacción al fuego, está regida por la capacidad de inflamación y combustibilidad que puede tener un producto en todo el territorio español. Esto se mide de la siguiente manera:
● MO: Esto significa que el producto no es combustible, es decir, no alimenta el fuego.
● M1: Estas siglas afirman que el producto si es combustible pero, al igual que el anterior, no alimenta el fuego, es decir, no incrementa su fuerza y volumen, no es inflamable.
● M2: Esto significa que el producto tiene un grado bajo de inflamación.
● M3: M3 significa que el producto tiene una reacción inflamable media.
● M4: Esto quiere decir que el producto si es completamente inflamable.
Estas son las cinco categorías que conforman la lista de capacidad de inflamación que tiene un producto. También están las NP, las cuales se usan en productos no comprobados, es decir, no clasificados.
La normativa Europea
La ley, mejor conocida como Euroclases, realiza la clasificación de reacción al fuego, según la norma LN 13501-1 la cual está compuesta por cinco categorías de requisitos nombradas según A,B,C,D y E, a las que se les suma la letra F para representar a los productos no comprobados.
Esta clasificación no es exigida en todos los productos, solo es necesaria cuando el producto está regido por una norma europea o si tiene una Evaluación Técnica Europea a la que se le suma un par de criterios extras en relación a la reacción al fuego, las cuales son:
1. Opacidad del humo: Relacionada directamente con la cantidad y velocidad del humo.
● s1: de muy baja cantidad y velocidad.
● s2: de media cantidad y velocidad.
● s3: de alta cantidad y velocidad.
2. Gotas y escombros: Relacionado a los desechos que quedan de los productos, los cuales, pueden tener llamas o restos de ellas.
● d0: No posee escombros.
● d1: Sin escombros que posean ignacio que dure más de 10 segundos.
● d2: No posee ninguna de las características o clasificaciones, es decir, no tiene ni d0 ni d1.
Estas clasificaciones son las que se encargan de determinar qué tanta inflamación posee o no un producto, es decir, su reacción al fuego. Es una forma fácil de conocer con exactitud las especificaciones de cada producto.
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Otras normativas de clasificación
Hay muchas normas, tanto en la Unión Europea como en España, que se encargan de regir todo lo relacionado a los incendios y la reacción de los productos al fuego. Entre ellas encontramos los siguientes reglamentos:
● UNE-EN 13501-1:2007+A1:2010: Este reglamento se dirige a los productos de construcción y cómo reaccionan frente al fuego.
● UNE-EN 1021-1:2015: Esta normativa va dirigida a la inflamación de muebles tapizados, dependiendo de la parte de ignición, cigarrillo o combustible que tenga.
● UNE-EN 13773:2003: Esta normativa va dirigida al mundo de los textiles y fabricación de cortinas y su esquema de clasificación.
Todas las reglas, normativas o leyes son realmente importantes a la hora de relacionarse con el fuego, ya que seguirlas y conocerlas es un elemento fundamental de la protección y seguridad en un espacio, ya sea fábrica, casa, restaurante, apartamento o negocio.
Antecedentes de la clasificación de la reacción al fuego
En relación a la clasificación de la reacción al fuego, existen algunas cosas que debéis conocer, entre ellas, los antecedentes de un producto, siguiendo lo establecido en las euroclases, ya que de esto depende que un producto propague o genere fuego en cualquier espacio.
Hay tres situaciones que pueden generar y propagar fuego en una habitación, estás son:
1. Inflamación de un producto: Esto ocurre cuando se inicia fuego con una llama muy pequeña en una determinada parte de un producto.
2. Crecimiento del fuego: Es la segunda fase de la generación del fuego en la que ocurre el aumento del fuego, el cual, puede realizarse en un producto que arda en una habitación, en cualquier espacio de la misma. Esto hace que fluya el calor en cualquier otra superficie del lugar.
3. Proliferación del fuego: Esto ocurre cuando el fuego logra alcanzar todos los productos combustibles que hay en una habitación, lo que aumentará la carga de fuego en el espacio y termina por esparcirse.
Para evitar estas reacciones es importante leer y conocer las especificaciones de cada producto, entre las que se encuentran sus parámetros en relación al fuego y los incendios, así sabrás qué tan seguros o inseguros pueden llegar a ser.
Tipos de clasificación según su uso y aplicación
Los productos son analizados a través de diferentes pruebas que garantizan su efectividad, con ellas, se puede determinar su cumplimiento con los reglamentos. La mejor manera de hacerlo es simulando su aplicación de uso final y su orientación típica.
Cada una de ellas está compuesta por diferentes aspectos que le garantizan el éxito a cada una de las pruebas realizadas, entre ellas:
● Aplicación de uso final: Está compuesta por la orientación del producto, las condiciones de fijación y montaje, es decir, cámara de aire, sistemas de fijación, perfilería, etcétera. Además de su posición en relación con otros productos adyacentes.
● Orientaciones: Estas van establecidas por la posición u orientación, es decir, que se pueden deducir por cómo están colocadas. Ya sea vertical (mirando a la pared o fachada), vertical (mirando a un hueco), horizontal con exposición al suelo (colocada en el techo), horizontal con exposición hacia arriba (colocada en el suelo) y horizontal dentro de un hueco.